Macedonia

Skopje, la ciudad donde abundan los monumentos

octubre 9, 2016

Nunca había visto tantos monumentos en una ciudad, sobre todo de tal magnitud como los que vi en Skopje. Y es que la capital de Macedonia es una ciudad que no deja de renovarse, todo con el fin de ponerse linda para los viajeros.

Para aquellos que tenemos ya algunos añitos encima, recordaremos lo que fue la independencia de los países que conformaban la antigua Yugoslavia, así como las terribles guerras en las que se vieron envueltos. Para mí era súper interesante visitar todos esos países y escuchar todas esas historias agridulces que aprendimos en nuestro recorrido.

Me hubiera gustado tener más tiempo en cada lugar, pero al menos me quedó la esencia de lo que fueron, de lo que están haciendo y lo que quieren lograr. Hoy empiezo con nuestro paso por Macedonia.

La llegada infernal
Llegar a Skopie o Skopje (su nombre en Macedonio), fue más pesado de lo que esperábamos. A pesar de no estar tan lejos de Grecia, nos tocó tomar un autobús de Salónica (Thessaloniki) a la frontera con Macedonia y de ahí continuar en un tren súper viejo, lentísimo y sin aire acondicionado, a pesar de que la temperatura estaba como a 35 grados Celsius, ya podrás imaginar el calor en el tren.

Estación donde tomamos el tren a Skopje. Foto © Silvia Lucero
Estación donde tomamos el tren a Skopje. Foto © Silvia Lucero

Además en Thessaloniki, donde íbamos a tomar el bus, la gente no se caracteriza por ser muy amable, siempre nos hablaron o gritaron como si vivieran de mal humor. Los peores fueron los de la estación de tren y de las compañías de autobuses, pareciera como si el requisito para hacer su trabajo, fuera contestar mal a sus clientes.

Ni hablar de lo que se molestaban cuando preguntábamos a qué hora salía el bus a Macedonia, porque siempre nos respondían con el mismo grito: ¡Grecia dirás! Hasta que alguien me dijo que preguntara directamente por Skopje, porque el tema de Macedonia era algo muy irritante para algunos griegos.

Esa noche, como era de imaginarse, llegamos muy tarde y muy fastidiados, por muy amante que sea de los viajes, a veces se convierten en una travesía muy pesada, así que llegamos directo a descansar a cargar pila para el siguiente día. Curiosamente al llegar al hotel nos informaron que nuestro tren había sido el último en partir porque los trabajadores griegos no habían recibido sus sueldos y habían dejado de trabajar hasta nuevo aviso. Con todo y el calor, al menos alcanzamos a llegar a Skopje.

La 'primera clase' del tren. Foto © Silvia Lucero
La ‘primera clase’ del tren donde el calor era durísimo. Foto © Silvia Lucero

Un día entre monumentos y puentes
Después de un buen descanso, amanecimos con mucha ilusión de conocer Skopje. La ciudad es muy bonita, pero tengo que admitir que cuando empecé a recorrerla, en un principio me pareció un poco exagerada y hasta cierto punto medio kitschy.

En un lado del río Vardar tienes todos los edificios administrativos y culturales nuevos, con distintos tipos de arquitectura y monumentos enormes que se te aparecen por todos lados. Todo se ve nuevo y se nota que se está transformando porque hay muchas construcciones.

La ciudad es bonita, con su mezcla de edificios. Foto © Silvia Lucero
La ciudad es bonita, con su mezcla de edificios. Foto © Patrick Mreyen

Cabe mencionar que tuvieron un terrible terremoto en 1963, que destruyó la ciudad en un 80%. Pero de igual manera, nunca había visto algo similar, por poner un ejemplo, dos de sus puentes tienen unas 26 esculturas cada uno. Y entre ellos también hay estatuas, así como en las plazas y en cualquier rincón que volteas a ver.

Al cruzar el Puente del Arte, se encuentra el pomposo edificio de la Policía. Foto © Silvia Lucero
Al cruzar el Puente del Arte, se encuentra el pomposo edificio de la Policía. Foto © Silvia Lucero
No hay rincón sin monumentos. Foto © Silvia Lucero
No hay rincón sin monumentos. Foto © Silvia Lucero
Esculturas de Skopje. Foto © Patrick Mreyen
Esculturas de Skopje. Foto © Patrick Mreyen

Volviendo a su reconstrucción, por algún lugar leí, que la ciudad había invertido muchísimo dinero para convertirla en lo que es ahora, en lo que fue un proyecto que se le conoció como ‘Skopje 2014’ y que tenía como fin de atraer más turismo. Tal vez les quedó un poco recargada, pero es muy bonita. Aunque los ciudadanos quedaron algo molestos con una inversión que supuestamente llegó a costar hasta 500 millones de euros.

Una ciudad con cientos de estatuas, en este edificio se puede ver un ejemplo de ello. Foto © Silvia Lucero
Una ciudad con cientos de estatuas, en este edificio se puede ver un ejemplo de ello. Foto © Silvia Lucero
Caminando junto al río Vardar. Foto © Silvia Lucero
Caminando junto al río Vardar. Foto © Silvia Lucero

Para hacerla ver aún más “clásica”, a la altura de donde se encuentra la Ópera y en la plaza donde está el inmenso monumento a Alejandro Magno, también ponen altavoces con música clásica y en el segundo caso, iluminan la fuente con aguas danzantes.

Edificio de la Ópera y Ballet de Macedonia. Foto © Patrick Mreyen
Edificio de la Ópera y Ballet de Macedonia. Foto © Patrick Mreyen
Plaza de Alejandro Magno, es enorme y causó controversia con Grecia. Foto © Patrick Mreyen
Plaza de Alejandro Magno, es enorme y causó controversia con Grecia. Foto © Patrick Mreyen

Otro ejemplo es la calle peatonal comercial donde construyeron la Casa Memorial de la Madre Teresa de Calcuta, quien nació en esta ciudad. Al lado estaban construyendo una iglesia ortodoxa que solo por sus cúpulas, se nota que va a estar preciosa. Esa es la parte de Skopje más estilo occidental.

Casa Memorial de la Madre Teresa de Calcuta. Foto © Silvia Lucero
Casa Memorial de la Madre Teresa de Calcuta. Foto © Silvia Lucero

Por cierto, por toda la ciudad puedes encontrar placas con frases célebres de la Madre Teresa de Calcuta en macedonio y en inglés.

Las placas con mensajes de la Madre Teresa de Calcuta que puedes encontrar por la ciudad. Ésta me gustó. Foto © Silvia Lucero
Las placas con mensajes de la Madre Teresa de Calcuta que puedes encontrar por la ciudad. Ésta me gustó. Foto © Silvia Lucero

Dos culturas divididas por el río
Ah pero cuando cruzas el Puente de Piedra (un puente precioso reconstruido en varias ocasiones, primero en el siglo XV, luego a finales del siglo XX y la torre en el 2008), es como si hubieras viajado de inmediato a otro país, como si estuvieras en Turquía -y se hubieran llevado los monumentos gigantes, por supuesto-.

Puente Anitguo. Foto © Silvia Lucero
Puente Anitguo. Foto © Silvia Lucero
Las vistas desde el puente son muy interesantes, hacia la parte antigua y hacia sus edificios que parcen de otro siglo, pero que son de este milenio. Foto © Patrick Mreyen
Las vistas desde el puente son muy interesantes, hacia la parte antigua y hacia sus edificios que parcen de otro siglo, pero que son de este milenio. Foto © Patrick Mreyen

Macedonia estuvo muchos siglos bajo el Imperio Otomano, en ese tiempo se fundaron muchas mezquitas, baños turcos y todo aquello que la convertiría en parte en lo que es ahora, ya que una parte de la población aún es musulmana. Después fue parte del reino de Serbia y luego de Yugoslavia.

En esa parte sí vi estatuas de mujeres, bueno al menos en una fuente y estaban dedicadas a la maternidad. Hermosas. Foto © Silvia Lucero
En esa parte sí vi estatuas de mujeres, bueno al menos en una fuente y estaban dedicadas a la maternidad. Hermosas. Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero
Es imposible dejar de fotografiar sus monumentos tan exagerados. En persona se ven gigantescos. Foto © Silvia Lucero
Es imposible dejar de fotografiar sus monumentos tan exagerados. En persona se ven gigantescos. Foto © Silvia Lucero

Inmediatamente te adentras en el barrio de Carsija, más antiguo y tradicional. Aunque el mercado ya estaba cerrado, nos adentramos en sus calles para ver su vida comercial, sus teterías y sobre todo –aunque solo por fuera-, las mezquitas con sus minaretes.

Barrio Carsija, donde se encuentra el Antiguo Bazar. Foto © Silvia Lucero
Barrio Carsija, donde se encuentra el Antiguo Bazar. Foto © Silvia Lucero
Al fondo se alza el minarete de una mezquita. Foto © Silvia Lucero
Al fondo se alza el minarete de una mezquita. Foto © Patrick Mreyen

En algún punto vimos un restaurante que tenía una fuente con una bebida que nos llamó la atención, era una bebida llamada Ayran, hecha con yogur, agua y sal; algo muy típico de los países balcánicos y en Turquía.

La bebida Ayran. Foto © Silvia Lucero
La bebida Ayran. Foto © Silvia Lucero

Nos la sirvieron muy helada, en un vaso de cobre con un poco de espuma. A principio el sabor nos pareció un poco extraño, pero después nos supo delicioso, hasta nos emocionamos cuando la vimos de nuevo en Sarajevo.

Tomando nuestro Ayran. Foto © La Trotamundos
Tomando nuestro Ayran. Foto © La Trotamundos

Cena tradicional
Aunque del “lado occidental” o más nuevo, hay una calle comercial llena de restaurantes y bares a lo largo del río; esa noche preferimos cenar en un lugar muy tradicional llamado Old City House, famoso por su comida tradicional.

Algunos platos tradicionales. Foto © Patrick Mreyen
Algunos platos tradicionales. Foto © Patrick Mreyen
La cerveza no podía fallar. Foto © Silvia Lucero
La cerveza no podía fallar. Foto © Silvia Lucero

El restaurante estaba muy bonito, ha pertenecido a la misma familia por seis generaciones y se encuentra en una casa tradicional de 1836, que es la más antigua de Macedonia que aún sigue operando.

El restaurante histórico. Foto © Silvia Lucero
El restaurante histórico Old City House. Foto © Silvia Lucero

Como todas las noches probamos una cerveza del país o la ciudad donde nos encontrábamos y cenamos delicioso. Casi siempre preguntábamos qué era lo más tradicional y eso ordenábamos para probar las especialidades.

Esa fue la entrada a los países ex yugoslavos, un viaje que ha sido uno de los más interesantes de mi vida. Siguiente parada ¡Kosovo!


*Si te gustaría viajar a los Balcanes, pero que te organicen todo el viaje a la medida, escríbeme a silvia.lucero@tripdreaming.com

Skopje de noche. Foto © Silvia Lucero
Skopje de noche. Foto © Silvia Lucero