Serbia

Belgrado ¿la próxima ciudad de moda?

noviembre 23, 2016

Siempre me pregunto por qué habiendo tantos lugares maravillosos en el mundo, siguen los mismos destinos dominando el mercado de los viajes. Belgrado por ejemplo, me pareció que debería estar de moda, una ciudad preciosa y con muchas opciones para salir. Déjame contarte cómo fue nuestro paso por la capital serbia.

Después de tantas cosas que me habían contado de Serbia, tengo que reconocer que yo ya iba un poco reacia a conocer ese país; pero a fin de cuentas los conflictos los crean los políticos y los países de los Balcanes, poco a poco van dejando las heridas de la guerra atrás y van viendo hacia el futuro. Intenté dejar los prejuicios a un lado y conocer Serbia con la mente en blanco.

Finalmente llegamos a Belgrado, después de siete horas y media de viaje desde Sarajevo. Nos preocupaba un poco que como habíamos viajado días antes a Kosovo, que al ver el sello nos fueran a negar la entrada en la frontera, pero afortunadamente no tuvimos ningún problema.

Entrando a Serbia. Foto © Patrick Mreyen
Entrando a Serbia. Foto © Patrick Mreyen

Así que la primera noche decidimos relajarnos e irnos a cenar a un restaurante en Skadarlija, una de las zonas más bonitas y bohemias de Belgrado. Skadarlija es el nombre que se le da al barrio y a una calle empedrada llena de restaurantes y bares, que me recordó un poco al barrio de Montmartre en París.

Cenamos en el restaurante Dva Jelena, un lugar muy bonito y tradicional abierto desde 1832, donde han comido muchas personalidades famosas como Jimmy Carter, Margaret Thatcher, Pierce Brosnan, Gerard Depardieu, entre otros. El lugar es muy rico, sobre todo para comer platos típicos serbios.

Restaurantes en la calle Skardalija. Foto © Patrick Mreyen
Restaurantes en la calle Skadarlija. Foto © Patrick Mreyen
También hay muchos bares en la zona de Skardalija. Foto © Patrick Mreyen
Los bares en la zona de Skadarlija. Foto © Patrick Mreyen

A la mañana siguiente salimos felices a explorar la ciudad, sólo que al empezar nos metimos un buen susto. Al salir de nuestro hotel y cruzar la calle para ver la Casa de la Asamblea Nacional, de repente escuchamos el ruido súper fuerte de varios aviones militares. A los 10 minutos pasaron varios helicópteros militares. Así sucesivamente siguieron volando aviones y helicópteros durante varios minutos.

Casa de la Asamblea Nacional. Foto © Patrick Mreyen
Casa de la Asamblea Nacional. Foto © Patrick Mreyen

Llevábamos semanas escuchando tantas historias, que la verdad sí empecé a preocuparme, sobre todo cuando vimos que la misma gente de ahí estaba un poco confundida. Una señora muy amable, nos dijo que no sabían qué estaba pasando, pero que no nos asustáramos. Total que nadie supo el porqué de los aviones. Busqué en Google y por algunos medios leí algo sobre unos ensayos militares que harían en conjunto Serbia y Rusia. Me imagino que eso habrá sido. Gracias Google.

Aviones militares. Foto © Patrick Mreyen
Aviones militares. Foto © Patrick Mreyen

Continuando con nuestro recorrido turístico, pasando por las plazas y edificios muy bonitos que encuentras en Belgrado; llegamos hasta el Templo de San Sava, que en realidad es un cascarón enorme -de hecho es una de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo-, ya que el interior del templo está vacío.

Templo de San Sava. Foto © Patrick Mreyen
Templo de San Sava. Foto © Patrick Mreyen

Puede sonar extraño el querer ir a ver una iglesia que está vacía, pero sí resulta impresionante entrar y ver el tamaño de este templo que está en construcción desde 1935 y se financia a través de donaciones. Parte del retraso que ha habido desde su planificación hasta la edificación, ha sido también por las guerras.

Interior del templo de San Sava. Foto © Silvia Lucero
Interior del templo de San Sava. Foto © Silvia Lucero

Después tomamos el autobús para ir a la Casa de las Flores, donde se encuentra el Mausoleo de Josip Broz ‘Tito’, dirigente de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia. Junto a su tumba se encuentra la de su esposa Jovanka Broz, en el invernadero construido junto a su casa.

Tumba de 'Tito'. Foto © Patrick Mreyen
Tumba de Josip Broz ‘Tito’. Foto © Patrick Mreyen

Ahí vimos una exhibición de los regalos que recibió de distintos mandatarios del mundo, una réplica de la casa donde puedes ver fotografías, su traje, un regalo del presidente John F. Kennedy, entre otros objetos.

Traje de Tito. Foto © Silvia Lucero
Traje de Tito. Foto © Silvia Lucero
El regalo de México, un Calendario Azteca en plata. Foto © Patrick Mreyen
El regalo de México, un Calendario Azteca en plata. Foto © Patrick Mreyen

Después regresamos al centro para ver el famoso Hotel Moskba, un edificio histórico estilo ruso inaugurado desde 1908. Si no te hospedas ahí, puedes sentarte en su terraza a tomar algo.

Hotel Moskba. Foto © Patrick Mreyen
Hotel Moskba. Foto © Patrick Mreyen

De ahí seguimos a la calle peatonal Knez Mihailova, una de las más populares y antiguas de Belgrado. En realidad toda esa zona está llena de tiendas, restaurantes y edificios preciosos del siglo XIX.

Cale comercial Knez Mihailova. Foto © Silvia Lucero
Cale comercial Knez Mihailova. Foto © Silvia Lucero

Continuamos rumbo a la Catedral de San Miguel Arcángel y antes de seguir rumbo a la fortaleza, paramos a tomar algo en una taberna que estaba frente a la catedral, llamada Kafana Znak Pitanja (taberna Question Mark), que es la más antigua de la ciudad con dos siglos de antigüedad.

Catedral San Miguel Arcángel. Foto © Patrick Mreyen
Catedral San Miguel Arcángel. Foto © Patrick Mreyen
Cerveza en la taberna Question Mark. Foto © Patrick Mreyen
Cerveza en la taberna Question Mark. Foto © Patrick Mreyen

Llegamos a Kalemegdan, donde se encuentra el parque y la fortaleza, poco antes del atardecer. Creo que fue la mejor hora para visitarla porque desde arriba las vistas son preciosas y con la luz del sol a esa hora, creo que se veía todo aún más bonito. Éste es el sitio más emblemático de la ciudad y está muy cerca de donde se cruzan los ríos Sava y Danubio.

Subiendo a la Fortaleza de Belgrado. Foto © Silvia Lucero
Subiendo a la Fortaleza de Belgrado. Foto © Silvia Lucero
El atardecer se veía precioso. Foto © Patrick Mreyen
El atardecer se veía precioso. Foto © Patrick Mreyen

A través de los siglos, la fortaleza fue reconstruida en varias ocasiones, ya que ahí estuvieron romanos, otomanos, austro-húngaros, serbios, todos dejando su huella. Al recorrer la fortaleza que se dividía en ciudad alta y baja, también puedes ver los cañones que forman parte del Museo Militar, el museo en sí, las torres y puertas hermosas.

Una de las torres de la fortaleza. Foto © Silvia Lucero
Una de las torres de la fortaleza. Foto © Silvia Lucero

Pero una de las principales atracciones, es la estatua de El Pobednik (El Victor), ya que conmemora la victoria de Serbia sobre los imperios Otomano (en la Segunda Guerra de los Balcanes) y Austro-Húngaro (en la Primera Guerra Mundial).

Estatua El Víctor. Foto © Silvia Lucero
Estatua El Víctor. Foto © Silvia Lucero
Una de las puertas de la Fortaleza de Belgrado. Foto © Patrick Mreyen
Una de las puertas de la Fortaleza de Belgrado. Foto © Patrick Mreyen

Antes de ir a cenar, bajamos rápidamente hasta el río para ver la zona de bares y clubs que se encuentran a lo largo del Sava, pero no alcanzamos a ir a la famosa playa de Ada Ciganlija.

Puente en el río Sava. Foto © Patrick Mreyen
Puente en el río Sava. Foto © Patrick Mreyen

Esa noche nos regresamos al área donde estaba Knez Mihailova, para cenar en un restaurante delicioso, con un concepto muy lindo llamado Manufaktura, donde sirven especialidades de los Balcanes.

Sombrillas afuera del restaurante Manufaktura, donde cenaríamos esa noche. Foto © Patrick Mreyen
Sombrillas afuera del restaurante Manufaktura, donde cenaríamos esa noche. Foto © Patrick Mreyen
Manufaktura. Foto © Silvia Lucero
Manufaktura. Foto © Silvia Lucero
Probando un delicioso pimiento relleno. Foto © Silvia Lucero
Probando un delicioso pimiento relleno. Foto © Silvia Lucero

Debo mencionar que la gente de Serbia me pareció súper amigable, siempre con la mejor disposición para responder a nuestras dudas o intentado conversar con nosotros a pesar de la barrera del idioma.

Me encantó Belgrado, me pareció una ciudad muy bonita, con mucha vida y sobre todo con tiendas súper cool y muchos lugares encantadores. Me recordó a la primera vez que visite Budapest, cuando aún no era tan turística como lo es ahora. Así que te aconsejo visitar Belgrado, antes de que se ponga de moda y se empiece a llenar de turistas.

Si te gustaría viajar a Serbia o a la región de los Balcanes y que organice tu viaje, escríbeme a silvia.lucero@tripdreaming.com.