Gastronomía

Una tarde entre cemitas, licor de pasita y pulque en Puebla

mayo 22, 2017

Qué gusto me dio cuando supe que regresaría a Puebla aunque fuera por un fin de semana. Una ciudad tan llena de historia y cultura que me maravilló el año pasado cuando fui en un FAM trip. Como la última vez alcancé a conocer bastante gracias al excelente guía que teníamos, en esta ocasión preferí enfocarme a disfrutar tranquilamente la ciudad y probar algunas cosas muy típicas de Puebla que no alcancé a comer o beber en mi último viaje.

Las abundantes cemitas
Como llegamos justo a la hora de comida, la primera visita fue al Mercado Melchor Ocampo “El Carmen” para comer las famosas cemitas. Aunque en el mercado hay varios puestos que las ofrecen, fue muy fácil encontrar el más famoso que es el de “Las Poblanitas” porque hay una larga fila para pedir y un letrero que dice que está prohibido tomar fotos y video de la elaboración.

En Las Poblanitas, uno de los lugares más populares para comer cemitas. Foto © Patrick Mreyen

La cemita es parecida a la torta (mexicana), pero está hecha con pan con ajonjolí, mucho queso, milanesa (aunque la ofrecen con otras carnes como cerdo, jamón y pollo, ahí nos dijeron que la de milanesa era la más rica y famosa), epazote, cebolla, aguacate y chile chipotle. Aunque era tan grande que tal vez llevaba más cosas, pero lo importante es que estaba deliciosa. Y sí, me la comí toda.

Cemita de Las Poblanitas. Foto © Silvia Lucero

La pasita histórica
La Pasita es un clásico de Puebla, un bar con mucha tradición abierto desde 1916. Para empezar el bar está ubicado frente a la Plazuela de los Sapos, en el barrio de los Sapos y junto al colorido Callejón de los Sapos, así que su ubicación ya es preciosa. Desde la fachada exterior puedes darte una idea de lo antiguo que es el bar.

Afuera de La Pasita. Foto © Patrick Mreyen

No es una cantina con mesas donde puedas sentarte tranquilamente a tomar, el bar consiste de una barra para llegar y beber uno de los licores que hacen ahí mismo y continuar tu trayecto. Aunque tienen varios licores nosotros pedimos el más famoso que es el licor de pasas que te sirven con un pedacito de queso y una pasa en un palillo. “Muerda el queso y dele un trago”, te explican al momento de servirlo para enseñarte a combinar sabores.

Licor de pasita. Foto © Silvia Lucero

Este bar familiar que ha pasado por dos generaciones es atendido por su dueño y tiene una decoración muy particular con juguetes antiguos, letreros con rimas como “Para tus visitas Pasita necesitas” y fotos antiguas del bar. Mientras observábamos cada detalle nos bebimos nuestra pasita y continuamos al siguiente punto del día.

Bar La Pasita en Puebla. Foto © Silvia Lucero


El pulque, la bebida de los Dioses
Como algunas cantinas en Puebla tienen horarios cortos –al menos las dos que quería conocer-, después de La Pasita aprovechamos para pasarnos al Sapito Pulquero para probar el pulque, una bebida que se obtiene de las pencas del maguey y que resultó ser muy distinta a lo que me imaginaba.

El Sapito Pulquero. Foto © Silvia Lucero

Esta bebida fermentada se elabora desde la época prehispánica . Me sorprendió a principio ver que era blanca y con una textura espesa, porque siempre había imaginado que era una bebida parecida al sotol o al tequila. Pero ahí nos explicaron que es muy distinta porque se hace de la extracción del aguamiel del maguey que después se fermenta para obtener el pulque.

Pulque con coco y con guayaba. Me gustó más el de guayaba. Foto © Silvia Lucero

En la cantina tenían varias jarras una con pulque natural y otras de sabores, nos dieron a probar tres y al final pedimos dos vasos chicos de guayaba y coco. Aunque estaba rica, no fue mi bebida favorita y no deja de ser una bebida histórica que vale la pena probar.

Bebiendo pulque en el Sapito Pulquero en Puebla. Foto © Silvia Lucero

Siempre hay tiempo para un mezcal…
El día que visitamos la Biblioteca Palafoxiana (de la que hablaré en otro artículo) estaban en el edificio algunos expositores mostrando sus productos locales, entre ellos un señor que vendía mezcal de Puebla y miel de maguey. Nos quedamos buen rato platicando y probando sus productos que eran deliciosos.

A mí me encanta el mezcal y me gustó haber podido degustar el mezcal poblano porque por lo general siempre pruebo los de Oaxaca, Zacatecas o Durango. La miel de maguey también era deliciosa y por lo que nos explicaron muy nutritiva.

Degustando un delicioso mezcal poblano. Foto © Patrick Mreyen

En general comimos muy rico, no hay que olvidar que Puebla es un destino gastronómico importante donde encuentras restaurantes increíbles. Además es una ciudad que no es nada cara, por ejemplo por la cemita pagas 35 pesos, 25 pesos por el licor de pasita y 10 pesos por el pulque, en verdad precios insuperables.

Lo dije hace un año en el artículo “Puebla: barroca y cosmopolita” y lo vuelvo a decir ahora, esta ciudad es un destino turístico que enamora fácilmente a cualquier viajero.