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Una estancia llena de color en The Hotelito

diciembre 5, 2017

Soy de esas viajeras que cree que el tamaño del hotel no es lo más importante, sino que tenga carácter; que desde que entres ya sepas que vas a vivir una experiencia memorable. Así me pasó en mi reciente estancia en The Hotelito, un colorido hotel boutique en medio del desierto y a corta distancia del mar en Todos Santos, Baja California Sur.

No hay que dejarse llevar por el nombre, para nada, porque en The Hotelito todo es muy amplio. Aunque solo cuenta con cuatro habitaciones, son muy grandes y cómodas, tienen su terraza con su hamaca, sillas y camastros y cada casa lleva el nombre de un color (azul, rosa, verde y violeta). El hotel también tiene una casa más grande llamada la Hacienda de Chilicote, que es ideal si se viaja en familia o con un grupo más grande de amigos.

The Hotelito y sus colores vibrantes. Foto © Silvia Lucero

La experiencia en la Casa Azul

Nosotros nos hospedamos en la Casa Azul, que como su nombre lo indica está pintada por fuera en dos tonos distintos de azul. Por dentro está decorada con sillas retro, la cama tiene mosquitero y hay adornos con tonos azules. No hay televisión, pero me encantó que ponen a tu disposición algunos libros, para relajarte a leer en la hamaca o en cualquier rincón encantador que encuentres en el hotel.

La Casa Azul en The Hotelito. Foto © Silvia Lucero

El concepto es como una casita o bungalow, que aunque no tiene cocineta en su interior, sí tiene una pequeña cocina compartida en un patio que se encuentra rodeado de todas las otras casas (o habitaciones). Nuestra habitación tenía su mini refrigerador y un dispensador de Talavera con agua.

Casa Azul, así de linda era nuestra habitación en The Hotelito. Foto © Silvia Lucero

Las instalaciones

En las mañanas sirven el desayuno en una terraza con vistas súper bonitas donde se puede apreciar la vegetación de Todos Santos, sobre todo las palmeras. Me encantó esta área del hotel porque es muy colorida y acogedora, ya que al lado de las mesas hay una sala al aire libre, donde se puede prender una fogata, ideal para ver las estrellas en la noche o tomarse el café en la mañana.

La vista desde The Hotelito. Foto © Silvia Lucero
Un cafecito antes de salir a explorar Todos Santos. Foto © Patrick Mreyen

En la entrada hay una barra donde ponen un “honesty bar”, que consiste en cervezas y licores, donde cada huésped toma lo que desee y va anotando lo que consume en una libreta. Al final paga todo lo que consumió. Lo mejor del honesty bar, es que las ganancias se utilizan para cubrir los gastos de veterinario de todos los animales rescatados que viven ahí.

El Honesty Bar, el dinero de las bebidas se utiliza para el veterinario de los animales rescatados. Foto © Silvia Lucero

El área de la alberca da bastante privacidad tanto a los que se quieren bañar o tomar el sol, como a los que se quieren quedar descansando en su habitación sin el ruido que suele haber en las piscinas de los hoteles. Aquí todo es tranquilidad, hay bastante espacio para sentarse o echarse a tomar el sol y la alberca puede utilizarse a cualquier hora, solo hay que avisar porque la cubren durante la noche.

La piscina de The Hotelito. Foto © Patrick Mreyen
Área de la piscina. Foto © Silvia Lucero

Además The Hotelito está lleno de detalles, con cruces en las paredes, floreros, mesas con guías turísticas y mapas y además de lo colorido del hotel, todo está adornado con cactus, palmeras, nopales y bugambilias (buganvilla).

Me encantaron los colores y las flores que alegraban la vista. Foto © Silvia Lucero
The Hotelito se sitúa en el desierto pero muy cerca del mar, así que los nopales y cactus forman parte del paisaje de la zona. Foto © Silvia Lucero

Los animales rescatados

La dueña de The Hotelito, Jenny Armit también tiene su casa ahí y al lado de su propiedad hay un espacio enorme para los animalitos que ha ido adoptando, que son un caballo con el que ama salir de paseo, un burro, chivos y perros. Si te gustan los animales puedes ir a verlos si programas la visita a esa área de la propiedad con Don Antonio, la persona que cuida los animales.

Algunos de los animalitos rescatados, entre ellos un caballo. Foto © Silvia Lucero

El servicio

La atención es muy personalizada, lo cual es importante porque le da ese toque especial a los hoteles. El que te den consejos de qué hacer en el pueblo, dónde comer o simplemente que te compartan su historia ya le da un valor añadido a la experiencia que tengas durante tu estancia.

Un rinconcito encantador en la Casa Azul. Foto © Silvia Lucero

Wendy, quien trabaja en el hotel y es un encanto, nos aconsejó desde la primera noche y nos dijo que teníamos que comprar una botella de vino e ir a la playa La Cachora a ver el atardecer, que está muy cerca del hotel. Muy obedientes seguimos su consejo y vimos un atardecer bellísimo en esa playa tan perfecta. Todo muy romántico.

Playa La Cachora, muy cerca del hotel, donde vimos el atardecer. Foto © Silvia Lucero

El hotel no tiene restaurante pero sí sirve desayuno a los huéspedes y es delicioso. El pan estaba riquísimo con mermeladas naturales y te dan a elegir entre tres opciones que son huevos a la mexicana, yogur con fruta y granola o quesadillas. En los dos días tuvimos la oportunidad de probar las tres opciones y todo estuvo delicioso y sobre todo abundante.

Tomando el desayuno. Foto © Silvia Lucero
Enamorada de The Hotelito. Foto © Patrick Mreyen

Me gustó mucho el hotel, en verdad me costó levantarme de la hamaca para salir a explorar Todos Santos. Pero estuve feliz de haber tenido la oportunidad de disfrutarlo y de haberme dado tiempo para tomar decenas de fotos que salieron preciosas con esos colores vibrantes y ese cielo azul maravilloso.

Creo que The Hotelito logró captar la esencia de Todos Santos y la plasmó a la perfección en su concepto: un lugar colorido en medio del desierto.

*Gracias a The Hotelito por su amable hospitalidad.

Si deseas viajar a Baja California Sur y necesitas que alguien organice tu viaje, escríbeme a silvia.lucero@tripdreaming.com.