Viajar en globo, una aventura fascinante

Una de las experiencias más bonitas de mis viajes la tuve al volar en globo aerostático en Namibia. Recuerdo que tuvimos que empezar todo a las 5 de la mañana, muy temprano y estábamos un poco nerviosos porque nos habían dicho que las condiciones climatológicas tenían que ser perfectas para poder volar y afortunadamente así fue, todo estuvo perfecto para empezar nuestra aventura.

La cita fue en las Dunas de Sossusvlei, aunque no recuerdo el nombre del dueño de la compañía, si recuerdo que era un sudafricano algo loco, pero muy divertido. Antes de iniciar el recorrido, nos enseñó cómo aterrizar en situaciones normales y en caso de aterrizajes más bruscos. Después nos puso un gorrito bastante ridículo, para protegernos del fuego y nos lanzamos al cielo.

Las vistas del desierto, las dunas y el mar eran maravillosas. Aunque no vimos animales, como otros viajes en globo en África, el trayecto fue perfecto. Cuando aterrizamos el piloto nos dijo: “¿Recuerdan lo que les dije que hicieran en caso de aterrizaje brusco? Pues háganlo porque así va a ser”. Nos agachamos y al aterrizar el globo nos arrastró en la canasta algunos metros, hasta que se detuvo. Nunca supimos si así son siempre los aterrizajes y el piloto estaba bromeando o si en verdad fue un aterrizaje un poco más forzado. Lo cierto es que fue muy divertido.

El viaje terminó con un brindis y un delicioso desayuno en la mitad del desierto.

Me quedé con ganas de volver a hacer otro paseo como ese, espero algún día poder ir al Albuquerque International Balloon Fiesta o al Festival Internacional del Globo en León, Guanajuato.

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