Estados Unidos

Descubriendo Fredericksburg, el pueblo alemán de Texas y la Ruta 290

noviembre 11, 2014

Ahora que estoy viviendo en Austin estoy empezando a descubrir nuevos lugares en Texas. A pesar de haber crecido en la frontera, donde Juárez y El Paso tienen una estrecha relación y de tener familia en Houston, nunca me había entrado la curiosidad hasta que empecé a leer más sobre este estado y vi que había algunas ciudades pequeñitas, pero con mucho encanto.

En Texas existen varias ciudades con herencia europea, sobre todo del norte y este de Europa, las cuales espero visitar pronto, sobre todo después de la agradable sorpresa que tuve con Fredericksburg, que tiene una gran influencia alemana. Decidí ir primero a ésta porque Patrick es de la parte alemana de Bélgica y su familia materna es de Alemania, teníamos mucha curiosidad por ver ese pueblo, al que se llega por la carretera 290, donde se encuentra el Hill Country, donde hay muchos viñedos y el pueblo fantasma de Luckenbach. Recorrido que hoy comparto en este blog.

FREDERICKSBURG
Fredericksburg es una pequeña ciudad de poco más de diez mil habitantes que fue fundada en 1846 por Baron Otfried Hans von Meusebach, quien buscando tierras para los inmigrantes alemanes, encontró este lugar con más terreno y recursos. Así que distribuyó tierras e hizo un trato con los indígenas Comanches para compartir tierra y vivir en respeto y armonía (contrato que nunca se rompió).

Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero
Fredericksburg. Foto © Silvia Lucero
Fredericksburg. Foto © Silvia Lucero
Los establecimientos tienen nombres alemanes. Foto © Silvia Lucero
Los establecimientos tienen nombres alemanes. Foto © Silvia Lucero

Este lugar está a solo hora y media de Austin, la capital texana y es un pueblo muy diferente a lo que imaginaba, ya que aunque es pequeñito tiene mucha vida, ya que las tiendas que se encuentran en la única calle principal Main St., tienen también bares o espacios para degustar los vinos de la región y cervezas. Así que no es extraño ver a la gente caminando con un vaso de vino.

Una de las tiendas donde puedes hacer degustación de vino en Main St. Foto © Silvia Lucero
Una de las tiendas donde puedes hacer degustación de vino en Main St. Foto © Silvia Lucero

Desde que entras al pueblo, el letrero de bienvenida (y despedida) está en alemán. Todos los edificios conservan su arquitectura antigua, así como los nombres en alemán, me pregunto si los habitantes hablarán el idioma y eso sí el sello texano está por todas partes con las botas y sombreros. Una combinación interesante.

Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero
Foto © Patrick Mreyen
Foto © Patrick Mreyen
Restaurante fusión. Foto © Silvia Lucero
Restaurante fusión. Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero

También se come muy bien, nosotros desayunamos unos pretzels deliciosos en la panadería Old German Bakery, que al parecer es bastante popular. A la hora del almuerzo comimos en un lugar muy recomendable, súper lindo que está cerca del centro, Herb Farm, tienen también cottages y spa.

Desayunando pretzels. Foto © Silvia Lucero
Patrick y yo desayunando pretzels. Foto © Silvia Lucero
Los que me conocen saben que las hamburguesas son mi punto débil, por eso elegí Herb Farm para comer, porque están deliciosas. Foto © Silvia Lucero
Los que me conocen saben que las hamburguesas son mi punto débil, por eso elegí Herb Farm para comer, porque están deliciosas. Foto © Silvia Lucero

LUCKENBACH 
De regreso a Austin, en la carretera 290 hay una salida a Luckenbach, un pueblo fantasma en el que quedan solo unas cuantas casas, pero el cual me encantó porque han dejado un salón de baile con su bar y una zona al aire libre para escuchar música en vivo. Yo imaginaba encontrar un lugar tétrico, completamente desolado, pero para mi sorpresa el lugar estaba lleno y como el día estaba precioso, todos los visitantes disfrutaban afuera sentados con sus cervezas la música country en vivo. El lugar perfecto para vivir el ambiente puramente texano.

Luckenbach, tampoco está abandonado. Foto © Silvia Lucero
Luckenbach, tampoco está abandonado. Foto © Silvia Lucero
Luckenbach. Foto © Silvia Lucero
Luckenbach. Foto © Silvia Lucero
Luckenbach. Foto © Patrick Mreyen
Disfrutando una cervecita en Luckenbach. Foto © Patrick Mreyen
En el interior del bar. Foto © Patrick Mreyen
En el interior del bar. Foto © Patrick Mreyen
Venta de tejanas. Foto © Silvia Lucero
Venta de tejanas. Foto © Silvia Lucero
El salón de baile aún estaba cerrado, pero espero volver algún día. Foto © Silvia Lucero
El salón de baile aún estaba cerrado, pero espero volver algún día. Foto © Silvia Lucero
Escuela abandonada, fue lo más desolado que vi en Luckenbach. Foto © Silvia Lucero
Escuela abandonada, fue lo más desolado que vi en Luckenbach. Foto © Silvia Lucero

Los viñedos de Texas Hill Country
En esa misma carretera 290 se encuentran muchos viñedos, anteriormente yo no sabía que en Texas se producía vino, ni que esta región ha sido nombrada como “uno de los 10 mejores destinos de vino en el mundo” por Wine Enthusiast, así que no nos quedamos con las ganas de conocer al menos uno y fuimos a Texas Hills Vineyard. El lugar es muy bonito, me gustó que tienen bancas afuera para que te sientes a tomarte tu vino y si lo deseas puedes comprar quesos y galletas y pasar ahí toda la tarde. O entrar a hacer la degustación, que fue lo que nosotros hicimos. Por un precio de 5 dólares puedes degustar cinco vinos, los cuales te dan a elegir entre una lista de tintos (te recomiendo el Kick Butt Cab 2010 hecho de Cabernet Sauvignon), blancos, un rosado (¡riquísimo!), dulces y portos (también nos dieron una probadita extra de su gluhwine). El personal es muy amable y mientras degustas, te comparte historias sobre sus vinos.

Viñedo de Texas Hills. Foto © Patrick Mreyen
Viñedo de Texas Hills. Foto © Patrick Mreyen
Foto © Silvia Lucero
Foto © Silvia Lucero
Una de las áreas con mesas. Foto © Silvia Lucero
Una de las áreas con mesas. Foto © Silvia Lucero

¿Quién dijo que Texas era aburrido? si hay lugares encantadores para conocer. Recuerda que no hay lugar que no sea interesante, sólo es cuestión de tener un poco de curiosidad y lanzarte a descubrir nuevos lugares.

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